jueves, 9 de diciembre de 2010

SECUESTRO DE MENTE


Si quien nos gobierna no fuera víctima de psicosis esquizoafectiva, en su variante depresión con síntomas paranoides. Diagnóstico confirmado por un psiquiatra que atendió al doctor García y fue publicado en la revista CARETAS el 10 de mayo del 2001, no seguiría pensando que el secuestro, de 33 personas en una entidad bancaria en el Emporio de Gamarra por un solo sujeto, es sólo una cortina de humo más.

Freud decía que nada era casualidad, todo tenía su razón. Pero ¡Qué casualidad! Cuando el ex Ministro del Interior, Fernando Barrios, es acusado de enfermar a EsSalud de tanto robo cuando él era la cabeza y empezaban a descubrirse más sapos y culebras de aquella “majestuosa” gestión, un primarioso delincuente amenaza con hacer volar todo un banco con un material explosivo de su creación. ¡Qué casualidad! Cuando el fujimorismo y el APRA trataban de impedir que un magistrado probo y honesto como César San Martín llegara a la presidencia de la Corte Suprema, aparezca un hombre-bomba para hacer explotar toda esa mugre política de las primeras planas. ¡Qué casualidad! Cuando la Alianza por la Reivindicación de las Fuerzas Armadas y Policía Nacional, presidida por el vicealmirante en retiro Francisco Vainstein Borroni, alzaba su voz al Congreso, exigiendo no recortar la Cédula Viva ni los beneficios de los discapacitados y viudas, pues la remuneración básica de quienes luchan en el VRAE vale menos que un tofee de combi. Ta ta ta tan llega un aficionado de películas de acción, paraliza al Perú y es la noticia de la semana.

Tal vez me equivoque, tal vez mi duda agresiva acompañada de mi escepticismo me lleven a razonar de esta manera. Dejaremos al tiempo seguir su curso y, en la brevedad posible, obtener respuestas y explicaciones creíbles a esta endeble coartada. Sin embargo, no puedo ser ajeno al aspecto social de este hecho. Ruiz Wilfredo Ninasqui Barrios, de 29 años, fue, a mi modesta opinión, una víctima más de esa infección crónica y propia del Perú: La indiferencia.

El diario “La República” en su edición del sábado 6 de diciembre cuenta que este joven, durante el secuestro, había entablado amistad con un comerciante e incluso le contó sus penurias. Lo cual encaja en el testimonio de su madre otorgado a un programa dominical. Ella afirmó que su hijo se sentía muy afectado por la enfermedad de su padre, quien había sufrido un derrame cerebral y ahora se encuentra postrado en una cama.

Muchos que se golpean el pecho religiosamente dirán: No es la forma. Existen otros medios para salir adelante. Es cierto, sin embargo este mundo padece de una aguda anemia de empatía, somos secuestrados por la injusticia y mimetizados por el egoísmo. Hablar es muy fácil, lo difícil es ponerse en los zapatos del otro. Además de ello, se suma la ausencia del Estado. Los servicios de salud no alcanzan para todos, ni siquiera intentan, y por si fuera poco, ya ni los asegurados pueden enfermarse con tranquilidad. Quienes entiendan esto, comprenderán lo que es tener un padre o una madre enfermo, no tener los recursos económicos para las medicinas y mucho menos un trabajo para aliviar la angustia. Mientras afuera, los pobres diablos, que nos representan, se embrutecen con el poder y el dinero.

No justifico la violencia pero como es citado Luís Lumbreras en el libro del Psicoanalista Saúl Peña, Psicoanálisis de la Corrupción: “Sendero Luminoso no es la causa de la violencia que vive el país, sino el resultado de la violencia que ya existía. Sendero constituye un intento de responder a la violencia con igual o mayor violencia, al identificarse con el agresor”.

Esta manera de comprender la realidad, es el resultado de la postergación, marginación, desamor y resentimiento existentes en la mayoría de peruanos. No se trata de una apología al terrorismo o a la violencia. Es simplemente voltearle la cara a las humillaciones y vejaciones de toda una historia. Los gobiernos continúan pasando y vienen dejando un relleno sanitario de país, en donde la estupidez se impone por decreto ley, la corrupción por libre asociación, la ratería por costumbre, la impunidad por el tipo de carné, la inmoralidad por transferencia partidaria y la indiferencia por decreto de urgencia, mientras tanto, todos se hacen los cojudos.
Si es verdad, lo de Ruiz Ninasqui, no creo que haya estado dispuesto a todo, es decir, a morir por el dinero o elevarlo a un plano sustancial. Al contrario, creo que él amaba la vida, pero una vida digna, junto a sus padres, hermanos y, quizá, con una esposa e hijos, con estudios universitarios como él anhelaba, los cuales, al final quedaron flotando en el limbo, porque un buen día fue levado para cumplir el Servicio Militar Obligatorio. Luego de ello, y como dijera su madre, Ruiz cambió, se puso agresivo y descuidado. Claro, los hijos de los políticos y del mismo Presidente de la República jamás serán secuestrados para servir al ejército y dejar truncos sus estudios de derecho, administración o medicina en el extranjero. No en este país donde la moral es un colchón de la parada, el respeto una pérdida de tiempo, la empatía una tremenda cojudez y la dignidad un fantasma de la casa Matusita.

A este señor, como a muchos peruanos, la paciencia y tolerancia se le acabaron. Se cansó de poner la otra mejilla cuando nunca quiso hacerlo, pero por si acaso y si existe el paraíso, la pone; se hartó de esperar la justicia, el reconocimiento y el aliento, y sólo recibió un muladar de angustias. El psicólogo Leopoldo Chiappo en su libro Psicología del Amor, explica: “… en cuanto al poder es sólo un valor instrumental, se ejerce para el bien de la nación, el poder se ejerce para servir y no para servirse, el poder sirve para lograr el bien social y de las personas que pertenecen a una comunidad nacional y no para satisfacer la lujuria de la dominación de un déspota sin escrúpulos”

Sin embargo, déspotas sobran y con muy pocos escrúpulos. Lo cierto es que en Wilfredo primó el poder perverso antes que el creativo, prevaleció su tánatos en lugar de su eros, quiso hacer sentir a los demás, y tal vez a quienes él consideraba responsables, las frustraciones y represiones que se han agudizado por tanta indiferencia. Desde cualquier punto de vista, esta conducta es reprobable, pero así como no creo en su locura, tampoco creo que esto cambie, me refiero a la miseria y podredumbre moral y social en las que estamos inmersos.

En ocasiones me da envidia no poder creer en un mejor futuro, no tener esa fe y esperanza que muchos profesan. No lo niego, hay personas muy valiosas en este mundo, seres que valen la pena, pero ellos no son la mayoría, la mayoría son potenciales desequilibrados o locos como llama la prensa a Ruiz. Por ello, que no nos sorprendan la aparición de más casos como éste, pues como dijo Séneca: “el hombre no muere, se mata”

lunes, 15 de noviembre de 2010

LA MUERTE DE UNA MADRE


Hablar de la muerte es encontrar nuevas justificaciones para seguir sin entender este mundo absurdo, es hallar explicaciones divinas con promesas celestiales, es recibir alivios en medio de oraciones y resignaciones sin sentido. Hablar de la muerte es toparse con recuerdos infinitos y un olvido con una gran memoria. Es chocarse con la incertidumbre del propio ser y consolarse con el dolor, la tristeza y el duelo. Hablar de la muerte es comprobar, una vez más, que es el único fin de nuestra existencia.

Me ha tocado vivir, aunque suene antagónico, la muerte de las madres de mis padres. Mi abuela materna falleció cuando yo tenía 9 años de edad, han pasado casi 21 años y aún me rodea una gran incertidumbre acerca de ese hecho. El último viernes, mi abuela paterna también nos dejó y, sinceramente, no he logrado resumir o describir esta ausencia.

Digo esto porque hay diversas maneras de enfrentar la muerte de alguien. No es que exista un catálogo en el cual se indique cómo sentirse o cómo reaccionar frente a ella, pero la intensidad del dolor es distinta, la valoración sentimental es variable, el consuelo conoce de plazos y el ahogo descubre su mejor coartada. Sin embargo, la muerte de una madre es sentir la lenta agonía de nuestro ser.

Quizás habrá quienes dirán que si la madre no cumplió su rol como tal, el sentimiento se desvanece y al diablo con el respeto, lo cierto es que mi madre siempre me enseñó a enseñar a ser personas a los pobres diablos. Otros acudirán a la resignación hipócrita y expondrán que es mandato divino, cuando en verdad la veían como una carga. Pero muy pocos reflexionarán y, acomodando una frase de Stendhal, señalarán: “El hombre que no ha amado a su madre ignora la mitad más hermosa de su vida”

Es cierto también que el amor no es un acto propio de la voluntad, pues es algo espontáneo y sin obligaciones, por ello hay personas con mucha, poca y una nula capacidad para amar. De lo contrario no existieran las bestias de Acho, me refiero a los matarifes; no hablaríamos de hijos y padres abandonados, ni discutiríamos acerca de esta endeble civilización humana que aún no sabe cómo convivir con los animales ni consigo mismo.

La muerte de mis abuelas me ha hecho entender el verdadero sentido de amar a alguien, sobre todo a la madre. No llorando como Magdalenas, maldiciendo a medio mundo, haciendo un mea culpa porque la conciencia arde, lanzándose al ataúd cuando en vida nunca se lanzó un abrazo o rodeándola de flores cuando nunca se dio ni medio pétalo de cariño.Entendí que el indiscutible significado de todo esto es sentirse satisfecho porque se fue con calidad de amor, de tiempo y de aprecio. De haber devuelto con gratitud y sin reniegos las noches en vela que ella pasó cuando necesitábamos de sus cuidados. Es luchar contra el tiempo para llenarla de todos los agradecimientos, porque la vida misma es muy corta. Es como diría Freud, la demora de la muerte.

Para quienes estén viviendo lo expuesto, me entenderán, el resto seguirá asumiendo que es un gran misterio del tamaño del universo. Hasta el momento, me ha tocado presenciar el deceso de grandes amigos, familiares, conocidos, pero la muerte de la madre es cosa seria. Sin embargo, me satisface hablar con mis padres cuando me cuentan todo lo que vivieron con mis abuelas. Los ajustes económicos, las jaranas, las palizas por amanecidas, los llantos con abrazos, los sueños, las navidades, los cumpleaños, las enseñanzas, los consejos pero, sobre todo, el respeto y la admiración.

Y si pues, la madre es todo eso y más. Aquella que te da el último centavo y al día siguiente comes el mismo banquete sin saber cómo lo hizo. Es quien con una sonrisa y una palabra destierra tu escepticismo y hasta te hace creer en Dios. Es ese ser que te ve como un niño a pesar de que tengas 30, 40 o 50 años. Es la mujer que te enseña a amar y a valorar al peor de tus prójimos. Es esa persona que con paciencia y sin cansancio espera al hijo pródigo para otorgarle su bendición aún en su lecho de muerte.

La muerte de una madre encierra diversos antagonismos, pues es el único momento donde toda la familia se reúne después de siglos de ausencia y, tal vez, sirve como una catarsis para limar asperezas pasadas. Es el instante donde toda nuestra vida transcurre como una diapositiva y quieres que el tiempo retroceda para ser menos ingrato. Es encender los recuerdos cuando su vida se apaga. Es la muerte del espacio donde permanecimos nueve meses, bien cuidados y alejados de aquella estructura demente llamada mundo.

La muerte de una madre es la pérdida del primer objeto de amor. Es el renacimiento de nuestra fase edípica, como para no defraudar a Freud. Es el salto a un vacío como escape final. Es el paso de nuevas generaciones en este espiral de vida. Es certificar que el tiempo no existe y comprender lo dicho por Borges: “La muerte es una vida vivida y la vida una muerte que viene”.

lunes, 21 de junio de 2010

EL OTRO GRAN SHOW


Cuando escuché decir a Don Marco Aurelio Denegri: “El 95% de la gente es superficial. Las personas de profundidad marina representan sólo un 5%”, me convencí, una vez más, que una de las características más operativas y desarrolladas del ser humano es, tal vez, mostrar sin ningún remordimiento sus miserias y pellejerías.

Digo esto sin ningún afán discriminatorio o selectivo. Sin embargo, me invade una terrible desazón y vergüenza ajena el ver, diariamente, cómo los medios de comunicación acaban con lo poco o nada que tenemos para ser mejores personas. Para muestra un gran show. Me pregunto ¿A quién le interesa la vida de una ex vedette, que después de un fracaso matrimonial, con boda rimbombante incluida, ahora desee ser deseada por su ex pareja y demuestre su incapacidad para superar el duelo? Claro, los más comerciales dirán: “lo hace por rating”, los sentimentalistas acudirán a la excusa de siempre: “se merece otra oportunidad” y los más idiotas afirmarán: “¡qué linda es ella!”

Lejos de las opiniones personales. Resulta delicado que el periodismo ocupe noticieros enteros, primeras planas de diarios y entrevistas inocuas en las radios para dar a conocer esta decadencia. No culpo ni justifico a las personas que se desviven por consumir esta basura, pues resulta difícil otorgarles a todos un verdadero acceso a la información. Claro, a esos empresarios les importa un ardite cultivar a la gente. Al diablo con recordar el nacimiento de nuestro gran pensador José Carlos Mariátegui el pasado 14 de junio. En su lugar coloquen las imágenes del ex esposo de la dueña del show, recién levantado, rascándose el trasero y tragando como cerdo.

Qué interesa la muerte del escritor José Saramago, sí, aquel que dijo que en la actual sociedad nos falta filosofía. Filosofía como espacio, lugar y método de reflexión, pues sin ideas no vamos a ninguna parte. Mejor llenemos los cerebros con las opiniones de personajes banales que día a día se sacan los ojos en un reality, cada vez más semejante a sus intensas vidas.

Obviemos el más grande derrame de petróleo ocurrido en el Golfo de México, al final, no sucedió aquí, allá ellos y sus problemas. Además, British Petroleum cada semana aplica una nueva estrategia para neutralizar el “vómito negro” pero ninguna es efectiva. Más bien montemos otro “circo”, de igual intensidad, en el programa de la rival de la “señito”, cuyo inconsciente la traiciona y no sabe qué más hacer para parecerse más a ella.

No hagan hincapié a la rebuznada del Alcalde de Lima, Luís Castañeda Lossio, quien declaró lo siguiente a un noticiero matutino: “Ha habido 8 accidentes en los últimos días, pero ninguno es responsabilidad de los buses del Metropolitano. Es más, en el último incidente fue la bicicleta quien lo chocó”. Tampoco analicen el pensamiento filosófico del Gerente de Transporte Urbano de la Municipalidad de Lima, Javier Baraybar, quien en su momento señaló: “es que el señor Montaño ha sido reeducado”, justificando así al chofer del Metropolitano, cuyo récord de papeletas llegaba a las 90.

En realidad me siento miserable el observar todo esto. Pero lo más triste es saber, al menos así lo pienso, que quienes difunden estas bajezas no las consumen del mismo modo. O ustedes creen que sus familias pasan largas horas preocupándose por la neurosis de Gisela o en sus reuniones de negocios platican de la tremenda bomba de una vedette quien, proclamando su soltería entre copas, hace más evidente su oculto manifiesto por casarse con el ex esposo de su ex amiga.

Les aseguro que no. Para ellos sí existe la Nat Geo, las operas promovidas por Romanza, la música de radio Filarmonía, el teatro internacional, los ciclos de cine, los buenos me refiero, y la verdadera cultura. Sin embargo, todo ello también está al alcance de esas “mayorías engañadas”, pero no todos los medios de comunicación cumplen con informar, educar y entretener, no les conviene tampoco.

Imagínense si en lugar de ese estúpido show, el otro show, el de la miseria humana, se emitiera el programa del Doctor Denegri para educarnos y, así, el Presidente del Consejo de Ministros, Javier Velásquez Quesquén, no continúe diciendo “habíanos” en vez de “habíamos”. Si dejaran de existir programas que hurgan como ratas en las miserables vidas de quienes no pueden vivir sin las cámaras y el escándalo, y nos mostraran la interesante trayectoria de nuestros escritores, poetas y pensadores. Si por un momento los empresarios, autoridades, directores, gerentes y editores de los Mass Media dejaran de pensar de manera tan egoísta y empezaran por fijar, al menos, la idea de ser un verdadero país, se alejarían de la idea del escritor y político, Manuel González Prada: "El hombre es la mínima parte de la nada".

martes, 1 de junio de 2010

PROHIBIDO ENFERMARSE


Si usted amigo lector se encuentra ojeando o leyendo este texto, tal vez se imaginará, por su título, de lo que puede tratar. O, quizá, ya lo adivinó y se le vienen a la mente diversas experiencias, propias o ajenas, que lo han hecho, al igual que yo, preguntarse en qué momento dejará de seguir jodiéndose el Perú.

En los últimos días experimenté, una vez más, escalofriantes experiencias en el tema de la atención en nuestro muy “sui géneris” sistema de salud. Un familiar cercano sufrió la fractura de su pie derecho, el hueso había traspasado la piel, el dolor era tan intenso que por un momento ya no lo sentía, además de ello, la accidentada tiene 6 meses de gestación, es decir, aparte de su cuerpo, su alma se encuentra hecha añicos.

De inmediato, la familia, muy preocupada, la derivó a un “huesero”, sí, esos que con cartel pintado con plumón a medio teñir y confeccionado en hoja bond, aseguran ser los promotores de tu felicidad, con un empujoncito al hueso y su frotación con chuchuhuasi. Sin embargo, lo que sucedió era previsible: complicaron más la situación.

Pero, es en este punto donde quisiera ahondar un poco más, pues resulta miserable ver la desconfianza de las personas en su propio sistema de salud. O usted cree que esa fe a los “hueseros” es por sus excelentes resultados o erudito conocimiento del tema. No pues, es preferible elegirlos antes de enfrentar los gritos de una enfermera obesa y menopáusica, el “peloteo” criollo de los vigilantes y la indiferencia por el dolor de parte de los médicos, asistentes y practicantes.

Quizá esté generalizando, y es verdad, no todos actúan de esta manera tan ruin y baja. Sin embargo, indigna seguir hablando de acciones que diariamente nos borran como sociedad, país o lo que sea que queramos ser. Continuando con la desgracia, lo más inaudito fue la prolongación de la operación por parte de los señores del Hospital Daniel Alcides Carrión, imagínese si eso le sucede a un asegurado. Entonces, es de temer que alguien, de los alrededores de la ciudad, llegue con un cuadro de peritonitis, con rumores de septicemia.

Ante esta situación, la pareja de la víctima debió acudir a la única manera de existir y de vivir en el Perú. ¡Adivinaron!, “la vara”, herramienta precisa para ocupar altos cargos, adueñarse de tierras, conseguir altas remuneraciones y hacerte intocable ante la justicia. A Dios gracias, su hermana trabaja en el Hospital Sabogal y conoce al Director, razones suficientes para que en media hora, una ambulancia esté en las afueras del otro nosocomio, presta a trasladarla, operarla y brindarle el mejor servicio.

Y así fue. En menos de 48 horas la persona lesionada fue operada y dada de alta con todas las recomendaciones del caso. Obviamente quien tenga a algún conocido de estas dimensiones no debe sentirse culpable, pues la idea es evitar mayores complicaciones. Sin embargo, la crítica se orienta al vacío humano existente. Insisto, hasta cuándo dejaremos de ser una masa superflua para transformarnos en algo de verdad, cuándo desterraremos ese proceder tan cacaseno y empezamos a pensar como un grupo con proyectos e ideas inclusivos. Como pinta el panorama, nunca, y continuaremos con gobiernos y presidentes que contratan portátiles y trasladan enfermos de otros hospitales para una rimbombante inauguración de centros hospitalarios desentendidos del verdadero trabajo social.

Entiendo que el tema también va por la informalidad y la voraz competencia del mercado. En el Perú, la mayoría de micro o pequeñas empresas no otorgan un seguro de salud, a lo mucho paga la Remuneración Mínima Vital, promete el pronto ingreso a planilla y a sobrevivir como Dios manda. Sin embargo, las políticas de salud, no sólo de este, sino también de gobiernos anteriores, andan en sala de emergencia y la esperanza del peruano camina con respirador artificial.

El tema es muy delicado, pues sumado a la falta de medios económicos y de un seguro de salud, aparece la corrupción como leit motiv en las diferentes instituciones, y en la de salud es más aguda y desesperante. Para nadie resulta desconocida esta novela. Cada día la prensa nos relata casos de ancianos con amputaciones equivocadas de sus piernas, nos muestra imágenes de partos en los baños de los mismos hospitales, nos cuenta cómo se apaga la vida de niños porque le inyectaron mal un medicamento o porque simplemente tenían que estar “fríos” para poder atenderlos.

Sin embargo, no podemos decir que esto sólo sucede aquí, la miseria humana está en todas partes, pero si somos un país a quien el FMI lo ha felicitado por sus adecuadas políticas económicas; el BID le financia proyectos de desarrollo; el mercado internacional lo coloca como un país modelo para las inversiones; las firmas de TLCs son una constante y tenemos un presidente que dice: “los únicos que no cambian son Dios y los animales” entonces ¿por qué no se reorientan las políticas de fiscalización? ¿por qué no se emprende una verdadera lucha contra esta lacra enquistada?

La respuesta es muy sencilla. La solución pasa por el factor humano. Desgraciadamente el ser humano tampoco cambia, como diría uno de los personajes de la novela “Los Geniecillos Dominicales” de Julio Ramón Ribeyro: “los vicios no se vencen, se sustituyen”, y el vicio del hombre es su total involución.

lunes, 17 de mayo de 2010

NOSTALGIA ROCKERA


El último fin de semana me enviaron desde Piura un recorte periodístico publicado en el diario “Correo” de esa ciudad. Se trataba de una crónica al grupo de rock “Ensamble”, muy popular en la década de los 90 y del cual formé parte cuando me iniciaba en el mundo de la música.

Eran las épocas de escuchar la buena música en cassettes, el disco compacto era casi una utopía, para ello sólo bastaba un walkman con pilas Everyready y, si había suerte, una grabadora Sanyo o International doble casetera con ecualizador manual. Eran tiempos del colegio, de la secundaria, de la hora adelantada, de los colectivos “verdes” y “rojos”, de las huidas a un “agachadito” para tomar chicha acompañada de un ceviche cuando no te dejaban entrar al colegio por no pagar la pensión, de las fiestas con pantalla gigante y de los quinceañeros donde no conocías a la agasajada. Pero también era la etapa donde el rock sacudía espíritus, renovaba almas, enseñaba música, originaba amistades, pero sobre todo te hacía sentir vivo.

Recuerdo que fue mi gran amigo y promoción del colegio San Ignacio de Loyola, Nelson Balarezo quien me propuso ingresar al grupo “Ensamble”, ellos ya tenían un tiempo tocando el buen rock de El Tri, Maná, Soda Stereo y uno que otro tema propio, sin embargo mis inicios musicales, centrados en la onda subterránea y metalera, impidieron acompañarlos en esa etapa.

Lo delicioso de esos tiempos era la uniformidad con la que compartíamos la música. Era tan intenso apreciar en el Parque “Tres Culturas” adolescentes sentados en las bancas y en el piso, con su guitarra de palo, entonando una afinada melodía. Eran los instantes donde el verdadero músico nacía y se hacía.

A partir de ese momento aparecieron diversas bandas de rock, que se sumaban a las que hacían y dejaban escuela como “Febrero 30”, “Diáfano” o “Sangre Verde”. Fue así que nació mi primera banda rockera: “Quién”, conformada por amigos del colegio, sin embargo, por una cuestión de logística, es decir, no teníamos instrumentos, decidimos separarnos. En esa transición musical, pude ingresar a “Ensamble”, convencido de lo que podía hacer, me sume a ese grupo de grandes músicos como John Mendoza, el hombre orquesta de Piura y Ricardo Parra, baterista por antonomasia. Nos reuníamos y ensayábamos en la casa de Nelson, en realidad casi “vivíamos” allí, era una suerte de ágora de la música, en donde el único requisito era vivir la música. El tiempo no importaba, el desayuno o el almuerzo tampoco, lo importante era cuadrar los temas, pulir acordes y sentir la música.

En realidad fue una época que, para quienes también la vivieron, no dudarían en volver hacerlo. Y es que es muy difícil olvidar el intercambio de cintas de audio y video de nuestros grupos favoritos en el cole, el encender la radio y encontrarse con la voz de “El abuelo Miguel”, Federico Moura, Miguel Mateos, Kurt Cobain o Andrés Dulude. Cómo no querer volver a vivir fines de semana diferentes y cargados de rock en las terrazas del Tony´s en Miraflores, escuchando las bandas del momento que nos enseñaban que el rock sí es cultura.

Perdonen si me pongo nostálgico, pero debo reconocer que la música, los libros, el cine y los animales son los únicos que pueden despertar ese sentimiento en mi persona. Sentimiento que despierta cada vez que recuerdo lo que la música me dio. Y es que, una vez separado “Ensamble”, inicié un gran proyecto con los anteriores músicos de “Quién”. Nutridos de experiencia, más música y muchos sueños, formamos H2ron, banda de la que sólo puedo decir, nos enseñó a comprender la verdadera naturaleza de la música.

Fue muy difícil aceptar que nunca más escucharíamos, en conjunto, los redobles y destiempos antojadizos de Koky; la melodía no más que perfecta de los teclados de Gerardo; la innata y celestial magia que desprendía la guitarra de Nacho; la pasión en las voces versátiles de Fabián y César; y el sonido de mi bajo que hacía palpitar los corazones en cada síncopa.

La música es más que un sentimiento, más que una pasión, es tal vez un estilo de vida o la vida misma y, quizá, sólo pueda ser comprendida por quienes la sentimos y vivimos. Y si pues, resulta complicado vivir sin una parte de tu alma, por ello es que después de esta fase, decidí recuperar esa parte del alma con otros grandes amigos, Daniel, Gerardo y Manuel. Por un momento, dejamos de lado lo estridente y recargado, para pasar a una especie de filosofía musical, una catarsis de acordes y cadencias que sólo la música trova te permite.

Después de todo lo vivido, no me arrepiento de nada. De aquellas noches sin dormir por sacar los acordes de una canción; de invertir el poco dinero en más música; de dormir en un escenario junto a los instrumentos en una playa; de trasnochar en un parque porque la movilidad nos dejó o nos abandonó; de caminar por las calles con nuestros instrumentos buscando una discoteca donde tocar; de tocar gratis; de postergar momentos junto a la familia porque quieres vivir más. Después de todo esto, puede reafirmar lo que dijo el filósofo alemán Nietzsche: “La vida sin música sería un error”.

miércoles, 12 de mayo de 2010

¿Y QUIÉN CASTIGA AL HOMBRE?


Durante los últimos días los medios de comunicación nos han informado diversas noticias acerca de ataques de perros a personas, sobre todo a niños, los cuales han quedado con serias lesiones físicas, e impostergables repercusiones psicológicas. Ante ello, la sociedad ha salido a protestar, con justa razón, reclamando la eliminación de los canes, apostando por la masiva matanza y golpeándose el pecho para desligarse de cualquier responsabilidad.

Sin embargo, quisiera iniciar mi crítica, contra estas posturas y reacciones hipócritas de la gente, con una frase del filósofo alemán, Friedrich Nietzsche: “El valor de la vida para el hombre corriente, ordinario, estriba únicamente en el hecho de que se da más importancia a sí que al mundo. La gran falta de fantasía de que adolece hace que no pueda penetrar en otros seres por medio del sentimiento, y que por tanto participe lo menos posible de su suerte y sus sufrimientos…” Tal vez, esto no necesite explicación alguna, pero mi fiel, leal e incondicional amor por los animales me obliga a opinar.

Comparto la preocupación y molestia de las personas frente a un ataque canino en donde está de por medio la vida de un menor, sin embargo nace una lógica pregunta ¿Por qué sucede todo esto? Quizá estos ejemplos nos grafiquen mejor la respuesta.

En principio, debemos recordar que el 70% del carácter del perro lo da la crianza del amo y el 30% es genético; sin embargo, si existen pobres diablos que utilizan a estos animales en peleas, tal vez para alimentar su burda vida y acomplejada existencia, no debemos esperar que la mascota nos ofrezca mimos y caricias al menor movimiento. O sea, no atisbo claridad alguna para decidir quién es el animal irracional.

Otro ejemplo, el cual sucede a diario, a vista y paciencia de los hipócritas, es ver en las azoteas o techos de las casas cómo estos animales mueren de estrés, sumado al estúpido proceder del humano de no darles de comer, así como olvidar que también necesitan cariño. Y claro, cuando en un momento de cordura deciden liberar de esa cárcel a su mascota, obviamente el animal saldrá corriendo salvajemente, porque se le ha negado la convivencia con el peor de sus amigos. Es decir, sigo sin atisbar un halo de razón para diferenciar al animal irracional del racional.

Siguiendo con los ejemplos, hace unos días, cuando salía con Ozzy, o sea mi perro, me tope con una madre de familia, muy ignorante por cierto, quien cargaba a su hijo, y al no poder calmar su llanto, lo acercó a Ozzy y le dijo: “Perro, cómetelo porque se está portando mal” obviamente Ozzy y yo seguimos de largo, pensando en que si la estupidez se pudiera comer, muchas personas estarían reventando.

Y es en este punto donde quiero detenerme un poco más. Desde niño he visto estos cuadros catastróficos de cómo los padres alimentan a sus hijos de odio y temor hacia los animales, lo cual se traslada hasta la adultez y acaba con el maltrato descomunal hacia estos seres que, como siempre lo he dicho, en ocasiones nos salvan de la locura.

Mi madre siempre me enseñó a prevenir y a no provocar a los perros callejeros, pues ellos no tienen el carácter de uno casero, y saben por qué, acertaron, porque muchos de ellos han sido maltratados y abandonados por ese ser supuestamente provisto de inteligencia, ese ente que aún no asume la verdadera convivencia con los animales y vive día a día atormentado en su pobre humanidad.

Hoy en la mañana me detuve a ver un informe de televisión sobre este problema. Un veterinario acertaba al reflexionar en que no había criterio de las autoridades para controlar de manera adecuada la proliferación de canes en las calles. Claro, muchos me dirán que si no hay plata para el pueblo menos para los animales. Sin embargo, si dejaran de robar tanto y se dedicaran a ser verdaderos líderes otro sería el panorama. En cambio, la mayoría de personas coincidía en el exterminio de todos, en pocas palabras que les den veneno y veamos como se revientan en las calles de dolor.

Me pregunto, por qué no hacemos lo mismo con el lumpen hacinado en las cárceles, acaso eso no contribuye a la podredumbre de la sociedad; por qué no el mismo proceder con quien viola y ultraja a menores, por qué no se alza el pueblo cuando en una veterinaria asesinan y mutilan a inofensivos canes que sólo han ido por un baño, o acaso Dios también se ha olvidado a los animales; por qué diablos los curas y la iglesia no enseñan a amar a los animales en los colegios en vez de descender más amando de manera perversa a los niños.

Es un tema que involucra a todos, sin embargo la ignorancia es el pan nuestro de cada día. Tal vez, sea necesaria la eliminación de estos animales callejeros para su tranquilidad y felicidad. Pero también debemos reflexionar y exigir castigo a quienes albergan una mascota y luego la botan, así como a los traficantes de animales en el mercado negro, y a quienes permiten las peleas clandestinas de canes.

En fin, sólo me queda afirmar lo dicho por Nietzsche “...La verdadera bondad del hombre sólo puede manifestarse con absoluta limpieza y libertad en relación con quien no representa fuerza alguna. La verdadera prueba de la moralidad de la humanidad, la más honda (situada a tal profundidad que escapa a nuestra percepción), radica en su relación con aquellos que están a su merced: los animales. Y aquí fue donde se produjo la debacle fundamental del hombre, tan fundamental que de ella se derivan todas las demás...".

viernes, 7 de mayo de 2010

GRACIAS, MADRE

Mi relación con las celebraciones rimbombantes y saludos por compromiso se puede comparar al odio que siento por quienes maltratan a los animales. Sin embargo, si hay una persona a quien debo expresarle mi admiración, homenajearle su espíritu combativo y recordarle mi profundo agradecimiento es a mi madre. Siempre he sido enemigo de esa hipócrita idea de acordarnos de las personas sólo en sus cumpleaños, porque ampliaron la familia, en navidad o porque no tuviste nada que hacer. Pero con el respeto de todos, no puedo dejar de escribir estas líneas.

Sin embargo, lo más triste de todo este asunto es la indiferencia y postergación del cariño hacia ese ser que no sólo te dio la vida, sino también te ayudó y te ayuda a llevarla. Y aquí me refiero a algo muy puntual, así como la madre no tiene la obligación de amar a los hijos, tampoco los hijos la tienen, tal vez pueda caer en un reduccionismo, pero ese sentimiento es espontáneo, libre y muy propio.

Digo esto porque también es necesario entender el sentido completo de la palabra madre, pues no sólo se trata de parir, porque si no te quiere, tendrás aseguradas largas sesiones con tu psicoanalista o simplemente tu inconsciente te traicionará y ello lo vemos día a día en las noticias. O sea que es mentira eso que nos dicen o nos hacen creer: “sea como sea es tu madre”, “compréndela, tu padre la abandonó”, no pues, hay muchas mujeres que han cargado con la miseria, dormido con una sola comida y soñado con lo mejor para sus hijos.

Empecé a admirar a mi madre desde que tengo uso de razón, tal vez un poco antes, como para no defraudar a Freud. Ella siempre me enseñó el camino para ser verdadera persona. Me alejó de lo burdo y superfluo, se preocupó en hacerme pensar con razón y lógica, aunque renegaba cuando las utilizaba en nuestras discusiones. Me dictó su cátedra de cómo enfrentar la vida y no morir en el intento, me otorgó la sensatez de un pensamiento Nietzscheano “no obedecer a la necesidad, si no decidir qué es necesario”. Alegró mis preocupaciones con su optimismo, aquel que aún no consigo emularlo, ni siquiera conseguirlo.

Y pensar que casi siempre, por no decir siempre, los hijos asumimos que sólo debemos vivir nuestras preocupaciones y nuestro mundo, cuando hay alguien que siempre estará pendiente de nosotros, así nunca tengamos, o simplemente no nos demos el tiempo necesario, para decirle lo importante y dichoso que nos hace el que esté con nosotros.

Debo reconocer que la ingratitud es una de las partes fundamentales del ser humano, sin embargo mi madre me demostró todo lo contrario, siempre estuvo pendiente de mi abuela, aquella viejita bonachona a quien no pude disfrutarla como hubiese querido, pero que gracias a ella entendí desde muy niño la real convivencia entre los animales y el hombre.

Gracias madre por estar aún conmigo. Gracias por hacerme la persona que soy, por educarme con sueños, pero nunca alejado de la realidad. Gracias por heredar tu carácter, sí, aquel que no aguanta pulgas y mucho menos a los pobres diablos. Gracias por enseñarme a admirar a las mujeres. Gracias por tener las palabras exactas y hacer que todo sea preciso. Gracias por hablarme sin restricciones y saber que no debo pasar la página sin concluir algo. Gracias por esa sonrisa, por esa lágrima y ese gesto en cada estupidez que hice, hago o dejo de hacer. Gracias por ser tu hijo y gracias por estar siempre al otro lado del teléfono cuando te quiero decir: Gracias


sábado, 20 de marzo de 2010

NUEVAS COMISIONES PERIODISTICAS

Insistir con los impactos, por minúsculos e insignificantes que sean, sobre la participación de Magaly Solier en la entrega de los premios Oscar, la señorita Llosa no interesa, ella vive en el extranjero y prepara nueva película, además su vestido no fue visto como el de Solier. ¡Apunten! comisión número 1. Entrevistar a críticos de la moda, peluqueros, modelos, lo que sea, pero la gente debe volver a hablar de su vestido, el tema cinematográfico no importa.

Punto seguido, segunda comisión, aún no está esclarecido el crimen de Alicia Delgado, ahora la disputa es entre Olga Meza y Clarissa Delgado, al diablo con el caso. Levanten la nota por la operación de Olga para quitarse el lunar de la frente, eso generará mayor polémica, “pistolita Abencia afirma que es patrimonio familiar y prepara la publicación de un libro. ¿Mamanchura habló? ¿Los restos de saliva no coinciden con los análisis practicados a Abencia? ¿Qué es eso? La gente quiere ver sangre, desmayos, llantos, golpes. ¡Quiero algo fuerte!

Alguien tiene pensado la comisión tres. No importa, agarremos el ambiente electoral por otro lado, ¿El caso COMUNICORE? ¿Castañeda no habla del pago récord a favor de Relima? ¿Qué proponen los candidatos para enfrentar un desastre natural? Eso no vende, al cacho, sigan a Mero Loco que se lanza a la alcaldía de La Molina, eso nos ha dado de comer un par de semanas. ¿Florcita Polo postulará al Congreso por el FREPAP? ¡Carajo! Qué esperas, eso es titular.

Para darle un tono romántico al asunto, comisión cuatro, ¡Atentos! seguir hasta en el baño a Brad Pizza y su nueva conquista, una rubia cumbiambera ¿Paula Marijuán, Daisy Ontaneda?, bueno pregúntenles si lo siguen amando, respetando, extrañando, lo que quieran, háganle acordar que es el padre de sus hijos, sean pateros con Mauricio, por ahí que sacamos vales gratis para Rústica.

Siguiendo con lo cursi, nota 5, llamen a Melcochita y a Montserrat, ya se reconciliaron, pero sigan nombrándole a Kinder y pregunten cuál de las dos es la otra, todo esto cuando estén juntos, ya sabemos que todo es publicidad y marketing, la norteña no hará escándalo y dirá que lo ama y respeta, al diablo con eso de la ausencia de la figura paterna. De igual manera, busquen a Anelhi, la ex porrista y al cubanito Dyron, nuevamente juntos y ahora con la Arequipeña que pecó el ex Villacorta, reúnan a los tres como hizo San Martín con perro, gato y pericote, la gente goza viendo la dignidad por los suelos.

A ver, ¿cuántas van?, bueno es un cuadro de noticias muy ambicioso, sin embargo la gente también se cansa del morbo, la 6 será una nota humana a Meche Solaeche, la ex utilísima, padece de cáncer de seno, pero ha dicho que es una bendición porque ha cambiando su estilo de vida, ¡muévanse! Necesito primeros planos de su rostro, declaraciones de su familia, estadísticas del INEN, lamentos de sus amistades, gente que trabajo con ella, recuerden que en esta etapa de la vida somos buenos para todos.

¿Magaly y Gisela se encontraron en una tienda de lencería? ¿No se saludaron? ¿La rubia paso de frente y la Medina ni la miró?, pero eso ya pasó, igual, nota 7, llamen a quien atendió a cualquiera de las dos, hablen con sus choferes, seguridad, especulen, no sé, para eso les pago con canjes, el mínimo ya llega.

Pero cómo nos vamos a olvidar de Christian y Marisol, el “Zorro” enfrenta juicio por difamación al llamar “Conchán” a su ex mujer, interroguen a Aguirre, pregunten si sus hijos comen más carne, si han repetido el año por no estar en el mismo colegio, si tienen menos ropa, si tiene seguro de salud, si debe cocinar por no tener para pagar a una doméstica, en fin, sean unas ladillas de la pluma.

Tal vez esto sea todo, un momento, falta el lado rosa de la información. Elaboren un informe acerca del senador republicano Roy Ashburn, quien destacó en la cámara alta del estado de California como un fuerte opositor de los derechos de los gays, pero ahora ya admitió su homosexualidad. Inciten al MOHL a salir a protestar, insistan con los peluqueros a ver si uno quiere lanzarse a la presidencia, revivan a la Timoyco y a Marusix, quizá quieran un debate con Cipriani y su horda de conservadores.

PD. Por favor, nada de tocar lo descubierto en La Macarena - Colombia, la mayor fosa de la historia contemporánea, la cual contiene más de 2,000 cuerpos de personas y en donde el Ejército, desde el 2005, viene enterrando restos de gente sin nombre y, a pesar de las diversas denuncias de la población por la contaminación de cadáveres y desapariciones, la Fiscalía se ha hecho de la vista gorda desde el año pasado. Sin embargo, la perseverancia de los familiares de desaparecidos y la visita de una delegación de sindicalistas y parlamentarios británicos que investigaba la situación de derechos humanos en Colombia, en diciembre 2009, lograron destapar este horrendo crimen perpetrado por los agentes militares. Pero igual, el tema es delicado, no vaya ser que García o Giampietri se molesten al recordar a sus desaparecidos o Uribe les ponga mala cara o tal vez el fujimorismo nos retire la publicidad porque el IDL vuelve a la carga con eso de la CVR. Bueno, a trabajar. Atentamente, el Jefe de Informaciones.

martes, 9 de marzo de 2010

CARTA A ARIANA

Me es muy difícil iniciar estas líneas, hija mía. No deseo aburrirte con mis impresiones y razonamientos acerca de esta vida. Sin embargo, estoy seguro que algún día las leerás. Para ese entonces habrás dejado tu pequeño mundo, aquél de amigos imaginarios, llantos para el abrazo, pañales y canciones de cuna e ingresarás al mundo real, hipócrita, violento y, en ciertas ocasiones, absurdo.

No quiero asustarte con todo esto, pero debes estar preparada para ver la demencial diferencia existente entre el varón y la mujer, impuesta por la patanería y fechoría de algunos pseudo pensadores, muy latente en las calles en donde te toparás con rufianes que ven en la mujer una mercancía y no contentos con rebuznar ignorancia en sus piropos, intentarán cogerla, raptarla y a multiplicarse como Dios manda.

Sí pues, la diferencia no sólo se limita a situaciones meramente fisiológicas, también alcanza a los derechos, oportunidades, sueños y capacidades como persona. Sólo recuerda que siempre hallarás pobres diablos gozando con la humillación y menosprecio a una dama.

Pero ello no debe intimidarte hija mía. Tu intelecto, honestidad y sabia elección domarán a esas hienas. No lo dudes, también tengo temor a que enfrentes estas cosas y lo entenderás más cuando veas a miles de niñas explotadas y violadas; a centenares de mujeres con un hijo en brazos mendigando un pan o una moneda y para no dejar inconclusas las estadísticas, la muerte diaria de mujeres que han sido quemadas vivas o golpeadas brutalmente por sus propios esposos. Todo ello producto de la indiferencia, bajeza y machismo.

Sin embargo, también debes detenerte en otras situaciones, y si te suena a alivio o consuelo, no todo es malo, y ello porque existen mujeres como tú que no ponen la otra mejilla a la injusticia y al conformismo. Son personas luchadoras, pujantes y con toda la capacidad de sacar su hogar adelante.

Sabes, mi abuela materna solía decir “no es necesario un hombre para salir adelante como familia”; pues sí, sobre todo si ese individuo te cosifica y piensa que serás un cero a la izquierda si él no está contigo, por ello querida hija debes entender que tu trato hacia los demás debe ser igual, independientemente del sexo o la condición social.

Y aquí, este punto es muy importante hija mía. Debo confesar que son muchos mis defectos, pero tal vez el más recurrente y agudo es mi escepticismo, y para seguir con la frase de tu bisabuela, dudo del matrimonio y de todas esas formalidades hipócritas con alfombra roja incluida.

Con esto te quiero decir dos cosas: no te cases por sentirte obligada o por la presión de un muchachito neurótico. Exacto, aquel que manipula diciendo “por qué no te quieres casar conmigo o es que acaso no me quieres" y el más filosófico te dirá “con esto sellamos nuestro amor a la eternidad”, no pues el realismo mágico sólo le pertenece a García Márquez.

El amor y el respeto no nacen o se dan por un “sí” ante Dios y una firma en los registros públicos. Mi padre me enseñó a proteger y respetar a las mujeres y mi madre a admirarlas. Así que prefiero un hombre que te respete, ame y proteja a alguien con razonamientos de Paolo Coelho y actitudes de un SS.

Disculpa si soné algo agnóstico, incrédulo y desconfiado, sin embargo conforme vayas creciendo te darás cuenta de las flaquezas y pellejerías de este mundo. Qué pensarías si te contara de un Congresista que mató a un inofensivo perro como nuestro Ozzy, ¿te respondo? Un pobre humano, qué dirías de una sociedad que añora a un genocida y vuelve a elegir a un presidente que casi nos desaparece como país, obvio verdad, una sociedad suicida, cómo te sentirías cuando veas a seres coqueteando con la felicidad al ver a un toro agonizando en Acho y lo califican como cultura. No te preocupes hija, para eso trabajamos tu madre y yo, para hacer de ti, no un ser perfecto, eso ya sería de locos, pero sí una persona con criterio, sensibilidad y honestidad.

Hoy se celebra el día internacional de la mujer, pero apelando a mi espíritu de aguafiestas, te diré que se trata de un simbolismo, para mí la mujer debe ser homenajeada todos los días, sin embargo quise que supieras, a pesar de tus cortos dos años, la importante tarea de la mujer en este mundo, además de los problemas y diferencias que enfrenta.

No es necesaria una fecha para recordar esto, pues como diría Borges “No hay cosa como la muerte, para mejorar la gente”, así sucede con los onomásticos, aniversarios y demás celebraciones, en ese momento el mundo se pone a los pies de la persona aunque al día siguiente continúe siendo reducida a la indiferencia.

Por ello, querida hija, sólo depende de ti el que sepas enfrentar este mundo. Confía mucho en ti, espera más de lo que puedas hacer y dar, no reduzcas tu esencia a seres cuyo cerebro está amoblado de la nada, pues perderás un tiempo valioso de tu vida. Lee mucho y diviértete como la cordura sí manda, al menos ya tienes como herencia mi biblioteca, inconclusa aún, pero que tú te encargarás de completar; además de mi vasta colección musical y mi seleccionada videoteca, con las cuales tus criterios y ambiciones intelectuales se ampliarán.

Por ahora sigue descubriendo nuevas cosas, aprendiendo a caminar con mayor estabilidad, tomando tu leche con miel de abeja, usando menos pañales, tolerando más los cítricos, venciendo el temor a ruidos impertinentes, continúa soñando y recuperándote de tu resfriado. Feliz día de la mujer hija mía

sábado, 6 de marzo de 2010

EL OSCAR


No sé si alguna vez lo he mencionado, pero soy un cinéfilo que ha pasado largas noches y madrugadas de su vida viendo películas de todos los géneros, estilos, directores y, por supuesto, de todas las calidades cinematográficas. Sin embargo, nunca me ha interesado la ceremonia de los premios Oscar. No he encontrado motivación para enriquecer mi vinculación con el séptimo arte, no me cautiva la idea de pasar más de dos horas sentado frente a un televisor observando superficialidad, banalidad y egocentrismo desenfrenado

Y es que nadie, con una pizca de criterio, negará todo lo rimbombante que se esconde detrás de este evento. Las damas y caballeros más vale que luzcan sus mejores vestidos y atuendos, de lo contrario serán burla de un pasquín mediático y el raje de un señorito de la moda y, claro, llegará la infelicidad a sus irreales vidas, y quienes suban al podio de la gloria y fama no deben olvidar las nuevas disposiciones de los cretinos de Hollywood: no extenderse por más de 40 segundos para agradecer lo que era previsible y no llorar para quedar bien con la injusticia

Así es Hollywood, frío, hosco, hipócrita y nimio. Un mundo que posterga la fiesta de la imagen estática, anula cualquier educación visual, simplemente por el sentido comercial, glamoroso y extravagante que regala como beneficio diferencial. Amo al cine, sin embargo lo que para estos señores es digno de aplausos y pleitesías, para mí es burdo y vacío.

Pero el Oscar no es vacío por mostrar las flaquezas de una sociedad oligofrénica, la neurosis de personajes cuya realidad supera la ficción o la torpeza de un mundo trucho, construido por el poder del dinero e intereses. Es vacío porque cinematográficamente no aporta nada.

Durante su historia pocas películas premiadas han tenido algo de interesante, particularmente la gran mayoría me han parecido malas, vagas y pésimas. No entiendo por qué nunca Fellini, Eisentein, Bergman, Hitchcock o Wells fueron reconocidos por la mafia de mercantilistas llamada Academia

Obviamente estos premios son otorgados a las producciones más comerciales, masificadas y, en algunos casos, sin ningún control de calidad. Claro, para eso las salas de cine deben estar preñadas de consumidores chatarras, sí, esos que comen sin control la canchita, se inflan de Coca Cola y dejan un muladar el auditorio.

Pregunta ¿Qué pasaría si en los cines proyectaran “Citizen Kane”; “La Naranja Mecánica”; “8 ½”; “Octubre”; “El Hombre elefante” o “La Soga”. Imagino dos cosas, la masa aparecería con un luminoso signo de interrogación en sus rostros o la prensa catalogaría de irracional la iniciativa, colgándose del maldito cliché “hay que darle a la gente lo que quiere”. Por supuesto, hay quienes son felices con Avatar, Chicago o El Señor de los anillos”.

No tengo nada contra aquellos consumidores de este tipo de películas, es más no me interesa que lo sigan haciendo, pero sí me interesa la ausencia de democracia en las salas de cine. Existe una minoría acallada consumidora de cine independiente, clásico y dogmático que es postergada, aislada e ignorada por los admiradores del fiasco.

No lo niego, en ocasiones he consumido cine comercial, sin embargo lo hago por una simple razón de orden crítico; es decir si voy a escribir sobre Dios, no sólo citaré a Nietzsche, Schopenhauer, Diderot o Spinoza, sino también a San Agustín, Santa Teresa de Jesús y la Biblia. Pero entregarle 11 de esos premios a “Titanic” sabiendo que ese film naufragó en su mediocridad cinematográfica, es como premiar a Chemo del Solar por ser sinónimo de éxito.

Es normal toda la expectativa generada por la participación de una producción peruana en esta ceremonia, teniendo en cuenta que el Perú como decía Julio Ramón Ribeyro “es un país con héroes trágicos” además de ser una sociedad con una felicidad reprimida por todos los fracasos políticos, sociales y deportivos vividos. Sin embargo, si “La Teta Asustada” logra ganar un Oscar, bien por ella, obtendrá el beneficio comercial y mercantil que le faltaba

A mi criterio es un film con muchas intenciones y propuestas, pero también con algunos descuidos en lo referido a atmósferas, situaciones y lenguajes, que para quienes somos consumidores de un cine exigente no puede obviarse o dejarse de lado.

Por todo esto, mañana no veré el Oscar, una vez más, prefiero cansar mis ojos con Carl Theodor Deyer, Kurosawa o Chaplin, lo demás siempre me parecerá un tumulto de arrogantes, infectado por la fechoría empresarial y totalmente distante de la posteridad.

sábado, 27 de febrero de 2010

A MI AMIGO MIGUEL

Miguel López se fue de manera discreta, como solía ser él. Pero se fue en el momento donde los recuerdos se extienden y sólo queda aferrarnos a ellos, en el instante donde la serenidad se agrava y no hay respuesta a nada, y la vida, nuestra efímera vida se extingue como aquella tarde triste en que se escondió.

Y es que la muerte de las personas nos hace asistir a pensamientos discretos sobre la fugacidad de nuestra existencia, a discursos invalorables que no llegaron en su tiempo, y a una orfandad de aliento que se ahoga en el duelo y la melancolía.

Conocí a Miguel en el año 2001, cuando estudiaba en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Piura (UDEP). Aquella noche, era el primer ensayo de quienes conformarían la Peña Criolla de esta casa de estudios. Lo encontré sentado, bendiciendo con su mirada el innato romance que nacía del encuentro entre sus dedos y las cuerdas de su guitarra. Era una caricia rítmica concebida por antonomasia. No necesitaba de amplias metáforas y retóricas musicales para saber lo que nos ofrecería más adelante.

En ese primer encuentro coincidimos en el gusto por escuchar a los baluartes de nuestra música criolla. Y como una suerte de complicidad, él. Willy, Jimmy y yo, evocamos cada uno de los acordes de aquellos valses jaraneros, marineras con sabor a norte y algún bolero panchero que en comparsa con nuestro júbilo nos hizo amar más la música.

Fue el maestro Raúl Lozada quien dirigió este proyecto. Un músico de salón, de estilo docto y talante juvenil. Gracias a él formamos la agrupación “Son Criollos” con jóvenes promesas del nuevo criollismo piurano. Aprendimos las primeras armonías, hilvanadas entre destiempos y silencios; supimos darle cadencia a estacionarias melodías, desterramos sin egoísmo y soberbia el viejo golpe de bohemia, pero sobre todo creamos un itinerario perfecto de sueños que Miguel se atrevió a cruzar.

Y así fue, después de casi un año de tocar juntos, el grupo se disolvió, cada uno decidió tomar su propio camino y Miguel continuó haciendo lo que mejor sabía hacer. Dejó de lado el tundete llorón, el bordoneo clásico y el acompañamiento de callecita de antaño. Logrando escribir cadenciosos versos en cada acorde, recitar compases de nostalgia en cada golpe y derramar estilo y finura cuando recorría el diapasón.

Lo admiré por ello, por dejar en cada tema su impronta musical, por romper con los cánones en una sociedad que rehuye al cambio, por haber hecho de la música la mejor representación de su espíritu, pero más aún por haberme dado su amistad y estar presto siempre ha enseñarnos

Miguel López se fue discretamente, quizás no en la forma como hubiésemos querido, porque la pena es doble. Se fue en el momento donde la resignación y las palabras carecen de sentido, donde el tiempo y el espacio se van de puntillas, donde las explicaciones voltean la cara a la pared y el llanto se dilata. En ese momento donde naufragamos en un mar de dudas y lo único completo es la tristeza.

Miguel, tú te escondiste una tarde de marzo, al alborear; pero en vez de ocultarte riendo estabas triste. Y tu gemelo corazón de esas tardes se ha aburrido de no encontrarte. Y ya cae sombra en el alma. Oye amigo, no tardes en salir.

PD: El escrito está inspirado en el poema de César Vallejo “A mi hermano Miguel” dedicado a su hermano quien falleció y le causó profundo dolor al poeta.

EL MATRIMONIO


Hace unos días, mi esposa y yo, conversábamos acerca de este sacramento, festividad, acuerdo, pacto o como quieran llamarlo. El tema surgió a raíz del divorcio de un amigo suyo. Este señor celebraba, ahora sí, su retorno a la fila de los solteros, a pesar de haber tenido una celebración matrimonial rimbombante, al punto de incluir el desfalco financiero de su vida. Sin embargo, la mayor parte de los años de casado transcurrieron entre peleas, botaditas del departamento, maletas hechas entre gallos y medianoche y, por supuesto, con la pregunta de rigor: ¿Por qué demonios me casé?

Entiendo las diferencias surgidas en toda pareja, los problemas de adaptación ante el inicio de una nueva etapa, alejados de papá y mamá y, tal vez, la tolerancia a aquellas situaciones que alguna vez juraron nunca aceptar ni siquiera como broma.

Pero esta historia de telenovela me hizo pensar muchas cosas, como dar crédito, por ejemplo, al dicho popular “el amor es ciego, pero el matrimonio te abre los ojos o, en un sentido más filosófico y atendiendo a San Agustín “casarse está bien, no casarse está mucho mejor”. Por ello, mi respuesta encerró algunos razonamientos 1) LO ABSURDO: el apresuramiento y sentirse obligado son factores determinantes para el fracaso. No entiendo por qué la decisión de casarse sólo por considerar a la otra persona linda y diferente o, peor aún, cuando la mujer queda embarazada, los padres de inmediato los llevan al altar, pero no saben si él la ama o ella quiere abortar. Quizás sean casos extremos, pero nadie negará su actualidad, veracidad y frecuencia

Sin embargo, estos procedimientos me hacen recordar a Nietzsche cuando decía “nos enamoramos del deseo, pero no del objeto deseado”. Por supuesto, y no seamos hipócritas, las personas son motivadas por estridentes deseos y piensan que uno es el dueño y el otro la propiedad, es decir llegan a cosificar a su semejante y humillarlo. Y es más lastimoso decir que no son necesarios un juez o un curita para la llegada de la infidelidad, egoísmo y el juego de los intereses.

Pero diariamente somos testigos de como mucha gente desciende a un nivel cacaseno cuando reclaman los bienes tras firmar el divorcio: ¡Yo quiero la casa! – vocifera uno ¡No es tuya, la compré yo! – responde el otro; ¡encárgate de los niños! – rebuzna el más neurótico, ¡es tu obligación, soy una persona muy ocupada! – argumenta el pobre diablo. Y, claro, los hijos asisten a la función del apresuramiento y la falta de compromiso.

Mi siguiente razonamiento lo centre en 2) EL MACHISMO. Esta sociedad alienta la congestión neuronal, es fatídico escuchar, aunque duela, a muchas damas decir: “no me separo por mis hijos, ya tengo 20 años de casada con mi marido”, me disculparán, pero es lo más estúpido y masoquista que pueda razonar un ser humano. Sin embargo, no me sorprende, hace un tiempo un amigo me comentó lo dicho por una vecina al ser consultada por sus compañeras: Cucha, ¿cómo has hecho para llegar a los 30 años de casada? a lo cual, Cucha muy suelta de huesos y orgullosa respondió - ¡Ay hija, haciéndome la cojuda, pues!, al parecer las mujeres son más machistas que el varón.

Obviamente, con estas conductas, mi relación con el matrimonio es similar como la que tengo con Dios, es decir, con interminables discrepancias, como esta 3) CAMBIO DE ACTITUD. Asumo que el cambio, simbólico, de vida lleve a pensar que la unión o formalización de un vínculo o relación los hará más responsables, maduros o correctos. Acertaron, mentira. Cuando íbamos a ser padres, mi esposa y yo, no pensamos en el matrimonio, bueno, tal vez lo veíamos más postergado que el éxito de la selección peruana de fútbol.

Lo importante, en ese momento, era ahorrar para el parto y esforzarnos más para enfrentar ese presente nada fácil, o creían que el estado civil o la iglesia nos iban a regalar una casa de chocolates como Hansel y Gretel, o que pagarían una cesárea con UCI incluida, no pues, las responsabilidades eran y continúan siendo las mismas, firmando o no un papel. El afecto, cariño y amor no cambian, pues desde un principio tuvimos las cosas claras. O es que sólo los casados pueden soñar y construir una vida próspera.

Luego de exponer estos argumentos, ella me contestó – “Pues sí, tienes razón. Lo interesante es estar siempre unidos y tener las ganas de salir adelante”, sin embargo atisbé que su expresión llevaba un mensaje subliminal, modesto, encubierto y hasta cierto punto psicológico, me quería decir también ¡No hables tantas estupideces y casémonos!

Es normal la preocupación y emoción de los padres por ver a sus hijos casados, sobre todo si es la hija. Sin embargo, para mi hija prefiero un hombre sincero, comprometido, sencillo y alejado de la estupidez, sí, aquella que hace pensar que uno le hace un favor al otro.

Vengo de un hogar bien conformado, de padres con 40 años de casados, en donde el sentido del amor y respeto crece día a día, aclaro esto por si algún psicoanalista quiere centrar el análisis de mis ideas en un supuesto caso de hogar violento, aunque no dudo, analizará el lenguaje. Lo cierto es que mis padres me enseñaron desde muy niño cosas tan simples, que a algunos les cuesta aprender, como son el respeto, el amor, la calidez humana y la honestidad.

Por estas enseñanzas no necesito firmar un papel o recibir la bendición de un “representante de Dios” para respetar y amar a otra persona. Sin embargo, no me gustaría caer en el egoísmo de pareja, pues aunque no crea ni en la democracia ni en la objetividad, debo también ser compresivo.

No tengo nada en contra de quienes han optado por el matrimonio, tengo muchos amigos a un paso del altar, otros ya casados, de ellos espero sus respuestas y argumentos, deseo saber cómo ha cambiado su vida, su rutina, cómo ven el presente y futuro, qué sienten al decir “te presento a mi esposa o esposo” a pesar de que ella y yo también nos presentamos así ante esta prejuiciosa sociedad, en donde nuestra hija crecerá y tal vez se pregunte lo mismo.

FREUD Y EL PERIODISMO


En ocasiones me pregunto qué hubiera sucedido si el padre del Psicoanálisis, Sigmund Freud, hubiese incursionado en el periodismo. Idea tal vez descabellada, incongruente y hasta cierto punto inviable, lo digo por el tema de las preguntas, se imaginan a Freud entrevistando a Antauro Humala, Giuliana Llamoja o a Miró Ruíz. Sin embargo, hoy diversos psicólogos, psicoanalistas y psicoterapeutas hacen del periodismo su oficio. Y, aunque suene más extraño, la mayoría lo desarrolla con mayor talento que quienes supuestamente estudiaron la profesión.

El último lunes 16 de febrero, el noticiero matutino de canal 4 realizó un enlace con su reportero desde la Fiscalía. El objetivo era informar acerca del traslado de los asesinos de la abogada, Elizabeth Vásquez; es decir su hija, Elizabeth Espino, el enamorado de esta y otro sujeto más. Hasta ese momento, todo bien, sin embargo me llamó la atención cuando el periodista les contaba a los conductores, ubicados en el estudio del canal, lo sorprendido que se sentía, pues días atrás entrevistó a Fernando Gonzáles, uno de los autores del crimen, y con total frialdad había negado todo e incluso su coartada fue secundada por sus dotes histriónicos.

Obviamente el hombre de prensa se creyó todo ese cuento de la inocencia, calumnia y difamación, olvidando, claro está, lo que César Hildebrandt llama la duda agresiva, el culto inteligente a la sospecha, pues para él quien se traga el anzuelo de un comunicado nunca va a ser periodista. Y es que el periodismo no alcanza sólo con saber al revés y al derecho los conceptos de reportaje, crónica, perfil, entrevista o noticia, es también interpretar el interés público como curiosidad y como revelación, y, para Hildebrandt, esto sí requiere talento.

Sin embargo, encontrarlo es muy difícil, sobre todo cuando en el mismo noticiero una periodista culminara, hace unos meses, un informe sobre las últimas pistas en el asesinato de Miriam Fefer diciendo: “la última persona que vio con vida a la empresaria fue su asesino” un razonamiento del tamaño de su neurona y con un centímetro de profundidad.

El periodismo de hoy se ha prostituido, lo único importante es vender a cualquier precio, así sea lobotomizar a sus reporteros, haciéndoles correr como manada detrás de un funcionario estafador, a pesar de saber ya su respuesta, pues está protegido por el gobierno. Organizar entrevistas benévolas donde el acusado se verá inocente por el autismo de las preguntas y el pobrediablismo de sus periodistas, y, por si fuera poco, adueñarse del canal estatal para convertirlo en el más grande circo político.

Para quienes somos periodistas y hemos leído más allá de las separatas universitarias y referentes de la buena pluma periodística, sabemos de la postergación del razonamiento por la notoriedad, la satisfacción del ego por la voluntad de ayudar, y, por supuesto, la ausencia total del criterio y la lógica.

Por ello, creo necesaria la incursión, parcial o total, de cierta cátedra psicológica en la formación de periodistas, pues cada día se mimetizan más con lo mediático, estrambótico y demencial. Se deben proponer alternativas a los problemas. En lugar de entrevistar a todos los psicólogos cuando ocurre una ola de parricidios, homicidios o violaciones, hacer llegar al gobierno una ley para la asistencia psicológica en todos los colegios, pues como alguna vez me dijera una psicoterapeuta en la sierra de Piura, el Perú es un país enfermo.

Conclusión lógica y vista día a día, más aún en los noticieros nocturnos, cuando los periodistas preguntan al hijo que ve a su madre atropellada y ensangrentada ¿cómo se siente?, a los padres de dos niños carbonizados, si les duele la pérdida de sus hijos o al sujeto violador de menores, si se arrepiente de su delito. Situaciones que me hacen entender lo dicho por Schopenhauer “ningún conocimiento es ilimitado, lo único que no tiene límites es la estupidez”.

Es momento de dar lugar a una verdadera formación periodística, lo preocupante es la falta de escuelas vivas, los periodistas referentes no necesariamente se encuentran en los medios, han sido exiliados por el poder político e intereses económicos. Sin embargo, no todo está perdido si no existieran periodistas de la talla de César Lévano, César Hildebrandt, Augusto Álvarez Rodrich o Patricia del Río hace rato el Perú hubiera jalado la cadena.